LA PSICOLOGÍA POSITIVA.

 


La psicología positiva 

es una rama de la psicología que se centra en estudiar y promover aspectos como el bienestar emocional, la felicidad, el optimismo, la resiliencia y el florecimiento humano, en lugar de enfocarse únicamente en los trastornos mentales o las dificultades. Busca entender qué hace que las personas prosperen y cómo pueden mejorar su calidad de vida y su funcionamiento psicológico.


Gran parte de la psicología contemporánea se ha centrado en las psicopatologías y en ayudar a las personas que padecen enfermedades mentales. En cambio, la psicología positiva se centra en apoyar a la mayoría de las personas que aunque no tengan enfermedades mentales graves, desean vivir con un óptimo bienestar.

La psicología positiva se focaliza por un lado en el estudio científico de las experiencias positivas y los rasgos individuales positivos. Y por otro lado en fomentar instituciones y programas que faciliten la calidad de vida de las personas, el aprendizaje saludable y la prevención de trastornos psicológicos.

Esta disciplina busca el bienestar y el florecimiento de niños y adultos. Además nos ayudan a fomentar las emociones creativas y a aumentar nuestra energía psíquica.



La psicología positiva y el mindfulness 

Las herramientas que utiliza mindfulness junto con la psicología positiva se pueden definir a través del modelo PERMA de Martin Seligman, uno de los fundadores de la psicología positiva. Aquí está la definición de cada uno en relación con los elementos del modelo PERMA:



Prácticas de psicología positiva

Para crear bienestar es necesario aprender prácticas adecuadas. La psicología positiva estudia que técnicas y recursos son más acordes para potenciar estas virtudes y fortalezas y con ello fomentar nuestra felicidad.


A continuación, una serie de pautas y prácticas que podemos adaptar tanto al ámbito educativo, profesional, personal, interpersonal, etc. De forma muy resumida, desde hoy mismo podemos emprender algunas de estas actividades en la vida cotidiana que sin duda tienen un impacto positivo en nuestro bienestar subjetivo:

  • Técnicas de relajación y respiración: Para tranquilizarnos cuando nuestras emociones o estados de animo se alteren. Además facilita la concentración, la creatividad y el aprendizaje.
  • Meditación y/o mindfulness: Para focalizar la atención en la actividad presente. La base para que nuestras experiencias sean realmente vividas.
  • Disfrutar de la actividad y práctica del fluir: Centrar la actividad en aquello que hacemos bien. Es decir, practicar y dar rienda suelta a nuestras fortalezas personales. Dedicar tiempo a desarrollar nuestros talentos, con compromiso y propósito.
  • Desarrollar control interno: Actuar con la certeza de que nuestros actos influyen en los resultados y en el entorno. Es decir, saber equilibrar nuestra actitud para afrontar los retos y adversidades de la vida.
  • Saborear la vida con gratitud y amor: Con actos conscientes para disfrutar de la belleza, agradecer y vivir con amabilidad. La música y las artes son buenos cauces para potenciar estas virtudes y fortalezas.



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